NUESTRA MISIÓN: Velar por la seguridad y la custodia de las personas sometidas a proceso y procurar que el régimen carcelario contribuya a mejorar sus condiciones morales, su educación y su salud física y mental.
La ejecución de la pena privativa de libertad, en todas sus modalidades, tiene por finalidad lograr que el condenado adquiera la capacidad de comprender y respetar la ley procurando su adecuada reinserción social, promoviendo la comprensión y el apoyo de la sociedad.
El régimen penitenciario deberá utilizar, de acuerdo con las circunstancias de cada caso, todos los medios de tratamiento interdisciplinarios que resulten apropiados para la finalidad enunciada.
El condenado podrá ejercer todos los derechos no afectados por la condena o por la ley y las reglamentaciones que en su consecuencias se dicten y cumplirá con todos los deberes que su situación le permita y con todas las obligaciones que su condición legalmente le impone.
La ejecución de la pena privativa de libertad, en todas sus modalidades, estará sometida al permanente control judicial. El juez de ejecución o juez competente garantizará el cumplimiento de las normas constitucionales, los tratados internacionales ratificados por la República Argentina y los derechos de los condenados no afectados por la condena o por la ley.
Las condiciones en las que se desarrolla la atención sanitaria en las prisiones son muy particulares. Los pacientes tienen limitadas algunas de sus libertades por razón de su condena; no tienen capacidad real de elegir médico, ni de pedir una segunda opinión; viven en un régimen cerrado, permanentemente vigilados, y en un clima de escasez de ilusiones y abundancia de ansiedad, depresión y conflictos comunitarios. Todas estas circunstancias, y otras que no se mencionan, constituyen verdaderos factores de riesgo para la salud tanto física como mental.
Siempre en virtud de lograr un trato más humano y cómodo en su paso por la prisión. La institución brinda a los internos la oportunidad de acceder a servicios asistenciales, en un tratamiento progresivo en el que el sistema penitenciario busca la reinserción social del interno mediante la combinación del trato humano con modelos de rehabilitación de carácter terapéutico.
Quizá sea oportuno recordar el apelo del Papa Francisco al Congreso de los Estados Unidos sobre la importancia de rehabilitar a quien ha cometido delitos para beneficio de la sociedad.